Los ingleses de Judas Priest demostraron ante 15 mil 700 fans y con 15 toneladas de equipo, por qué son una banda legendaria
El Universal
Lunes 05 de septiembre de 2005
Rob Halford levantó la mirada desde el altar, y observó fijamente a los fieles, quienes religiosamente rindieron culto a los sonidos atroces de Judas Priest, el sábado pasado, durante el debut de la legendaria banda en México con su alineación original.
El sacerdote del metal está de regreso, con el álbum Angel of retribution bajo el brazo, y el Palacio de los Deportes fue el templo que recibió a los 15 mil 700 fieles.
La ceremonia fue inaugurada con la actuación de la también legendaria agrupación Whitesnake, que dio cátedra del sonido clásico del heavy metal con temas como "Burn" (original de Deep Purple), "Stormbringer", "Bad Boys" y "Love ain`t no stranger".
Le siguieron "Slide it in", "Gimme all your love", "Snake dance" y "Cryin` in the rain". En esta última canción, el baterista Tommy Aldridge se llevó la ovación del público al realizar un solo, en el utilizó las manos para pegarle a la tarola y los platillos.
En punto de las 21:00 horas, las luces del Domo de cobre se encendieron, y entonces relucieron en el escenario las 24 enormes bocinas, del sistema de amplificación Line Array, mismo que utilizó Paul McCartney en su más reciente visita a México.
Lo anterior a fin de que el Palacio de los Deportes no hiciera honor al título de "los rebotes", y junto a las 15 toneladas de equipo de los británicos, la ceremonia se llevara a cabo sin ningún inconveniente en cuanto al sonido se refiere.
El recinto se oscureció nuevamente, y entonces, al fondo del entarimado apareció el gran "ojo electrónico", mientras los "tenedores del diablo" ascendían para comenzar el ritual.
Uno a uno aparecieron Glenn Tipton y K.K. Donwning (guitarras), Ian Hill (bajo) y Scott Travis (batería).
Colocados detrás de sus armas, la oración comenzó, y entonces el llamado Dios del metal , Rob Halford apareció justo en medio del escenario, en una postura de crucifixión, ataviado con su ya caracterísica capa de estoperoles.
Su voz retumbó en cada rincón del recinto: Judas está de regreso, y llegó para quedarse.
"Electric eye" fue la primera pieza, y la ovación del público no se hizo esperar, mucho menos los gritos al son de "¡Halford!, ¡Halford!", mientras él miraba fijamente a los asistentes, y acentaba con la cabeza agradecido.
Y después, un puñado de éxitos encabezado por "Metal gods", "Rinding on the wind", "Touch of evil", y la eufórica "Judas rising", misma que dio pasó a "Revolution", del álbum Angel of retribution .
Y mientras la música retumbaba, entre la multitud, el personal de seguridad se veía en aprietos, pues Judas Priest desató tal euforia entre los metaleros, que el headbanging no fue suficiente.
"Breaking the law", "I`m a rocker", "Deal with the devil", "Beyond the realms", "Turbo lover", "Hell Rider", "Victim of changes" , "Exciter" y "Painkiller" también formaron parte del extenso repertorio de la leyenda.
No pudo faltar la escena de Halford acompañado de su Harley, y los temas "Hell bent for leather", "Living after midnight" y "Another thing". La conclusión: Judas Priest merece un pontificado.
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